martes, 23 de septiembre de 2008

las cartas están echadas

Se me encoge el alma, la desgracia apabulla el corazón, nubla la razón y no se encuentran respuestas a tanta desigualdad, desigualdad de oportunidades tal vez, porque la desgracia se traduce en muchas formas a la vista del tercero.
Los tsunami, los huracanes con nombre propio, las guerras, las sequías, las plagas, tienen siempre como protagonistas en primera fila a cierta parte de la humanidad, ningún fenómeno es ajeno a algunos, y esos quedan desbastados, familias enteras desmembradas,
¿ como se resurge? ¿cómo se valora la vida cuando algo de esto te toca de cerca?, pero sin ir tan lejos creo que un accidente de transito ocasiona lo mismo, ¿quien puede decir que no desbasta con la misma intensidad que un tsunami?, ¿acaso no se siente la misma transformación del entorno?, podrán decirme que lo primero involucra a una mayor cantidad de personas, por lo tanto es mas grave, es cierto.¿ Pero acaso la desgracia no es personal?, la intensidad del dolor siempre se sufre en primera persona y también se supera individualmente....por eso imagino tanta soledad en esos corazones rotos, solo puede desearse que tengan otra oportunidad para resignificar el valor de la vida, de sus vidas.

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